domingo, 27 de marzo de 2011

Duermo solo

Esta noche
Ni un brazo leproso
No me salves
No me tires los pies

No vuelvas a cenar
Esta noche duermo
No me muerdas la ventana
No me apagues la luz

No me invadas desde abajo
Cierro las fauces
No te salgas de las sombras
Ni cruces el umbral

No me salves
Duermo solo
No te caigas en la noche
Ni al amanecer.

Maxi Sack
26/03/11

lunes, 21 de marzo de 2011

Despoema

El señor es mi pastor, nada me falta

Sabe él todo lo que pasa
Cuando busco trabajo y me ignoran
El señor tiene un plan para mí
El faso y el alcohol a toda hora
La miseria en mi familia y en mi casa,
Y la educación que no pude recibir

El señor es mi pastor, y algo me falta

Él sabe de su iglesia abundante en riqueza,
De la justa vida que nos toca vivir,
Cuando la muerte me besa como ensueño
Tras el maltrato que recibo al mendigar,
Un poco amor entre la peste y la pobreza,
Un trabajo indigno para subsistir

¿El señor es mi pastor?

Soy tu oveja esquilada en invierno;
Con los ojos como cielo, rogando
Piedad para mis cuatro hijos,
Que en este mes no puedo alimentar;
Cuando tus súbditos me mandan al averno,
Por ganarme la vida culiando.


Gracias Dios mío

Jueves de Misa

El dice que
   pone un pié
                 dentro de su casa,
                 cuando sí entra
escondido de sí mismo
a esos lujosos lugares
camina erguido
                       y con un breve compás saluda
está solo en el recinto
       solo en la ciudad
       solo entre su ropa
               su orquesta ausente
nadie lo llora.

la música llega
               para romper los bancos
desde arriba hasta su cabeza
                   lo hunden
los abrazos y caricias
              suaves respuestas a
su hemorragia interna
                  su sangrienta verborragia
     plegaria de hombres solos
                 en recintos vacíos
en ciudades desiertas
                    desnudas

los espasmos le arrugan la ropa
      se arruga y se agacha
           le cuesta arrodillarse
ya no tiene piernas
     no tiene ropa
          está solo

Lo abrazan las grietas de
                un pasado estéril
       se dobla
       se agacha
desnudo
                       solo
Maxi Sack
11.03.2011

Clamor de los Ciegos II

¿Por qué no me dices de una vez, Marina, a qué se debe tanto misterio? Le pregunto en la justa mitad de noviembre, ¿Cuesta tanto decirme?
Quedate tranquilo, me contesta, tu plata va a estar, no seas ansioso.
¿Qué hábil tarea se esconde en esa salida?
No la veo, ese día la niego, como lo he hecho siempre, pienso, otra vez negada su réplica inexacta en mis respuestas, escuetas, negada con impunidad a través de una ventana con barrotes blancos y azules, en la más violenta de las cárceles.
Alguna coincidencia cósmica y desastrosa nos despide, y lo lamento.
Ella me conoce, intuye que me devoran otras historias, yo la conozco, en algún punto de toda esa niebla la reconozco, está siempre ahí, después de la mordida a la altura del pecho, después de la presión y de los golpes, en su intolerable mirada de cuadro roto, de sus aflicciones viscerales que caen sobre mi, como brisa mal parida, tanto como el tiempo que se abría paso entre mis frondosas pestañas, el destino de los ciegos.

Durante esos días estaba ocupado, siempre lo estoy, mis ocupaciones rozan la improductividad, dicen, a esta altura esa declaración carece de sentido para mí. Una señora necesita mi ayuda, otra, con mayores problemas y desde muy lejos me pide cosas que no encuentro a mano, me reclama suyo, en ese momento lo soy.
Marina espera prudente, está acostumbrada a ser la segunda sin aceptarlo completamente, de la boca para afuera, la tercera si me cuento, éste orden no altera el producto, mis nuevas órdenes tampoco pueden. Sabe que me voy, cargando sus miedos, también en mí, y los míos,  entraba todo  en la maleta, la condena prematura, mis pesadillas. Podría haber sabido que me ahogaba, y no se lo he dicho ¿Lo sabrá ahora?

La cadena se empezaba a romper hasta llegar a su última relación, no podía ver a través de la niebla, nadie lo hace ni lo termina de hacer. Piso en falso, una baldosa se hunde de un lado y me eleva por la mitad, llego a la altura necesaria de mis males, estoy mareado desde allí, una orgía caníbal se desata, me distrae de Marina y sus pedidos, su nombre ahí, tapado por el barro del deber, un adorno entre toda la agonía, de caricias corrosivas, otra distracción.
Estoy lejos, Marina, estoy bien, todos aquí lo estamos – le digo – no me llames, yo te aviso.
Disparada la última mentira me avoco a planear en la tempestad, entre las mordidas de rayos, la desesperación se hace alcohol en un bar decadente, con gente que sale de las paredes llevándose una película de su imagen, dejando al descubierto la verdad de los ladrillos comidos con sal, por el llanto de lobos en celo, de las putas de farmacia, se hace sangre dura que estampa las llagas, para después explotar en el fracaso de una empresa utópica, y de la redención de los errores que marcan vacas moribundas en mi camino. Estoy lejos Marina, más lejos todavía, la gran ciudad aclama mis pisadas, me ensucia en una marcha que no me va a devolver en un solo pedazo. Lo sé, mi distancia se justifica ante los ojos que no han visto la luz del amor por encargo que venía, devorándose las vías, llena de bostezos, de grietas que ninguna magia puede atender.

Ay mi negra ¿A qué arrecifes te han llevado tus delfines?
Alfonsina en el mar del complot del universo, no he pedido mi último deseo, el agua entra por las ventanas, cae desde el techo como una maza, entrando sin llamar a los verdes pórticos de tus anhelos, insurrecta, lasciva, estoy atado aquí, herido de mis guerras, en el polvo de mis huesos.
¿Cuántas veces le callaré al viento tu silencio?
La brisa de esta noche veraniega ha trepado por las sábanas de tu cama, alguien duerme eterno en tus entrañas, en tus manos temblorosas de impotencia, con la ingratitud de tu sueño dorado. Ay Marina te reconozco en esta almohada que mi sangre moja, mis ojos se calientan cuando huyen las palabras, de este circo de rayados, como supe huir del peso de tus brazos sobre mi espalda. Mi estrella fugada, hoy vuelvo a vos como las voces a batir la noche.

Clamor de los Ciegos

Alguien se acuesta en mi cama,
                            Alrededor de mis piernas.

¿Es acaso el viento empujando la sábana contra mí?

Una rata enorme arruga la sábana, del otro lado
                                      La contratapa de mis deudas.

Me levanto mareado,
                             Hace una hermosa noche de verano,
El cielo enseña su cara más rosada,
                                                    Y  gélida.

      Me quedan pocos cigarrillos,

Cierto clamor en las hojas del paraíso envuelve la casa,
                                                   Antes de la tempestad,
                             De mi olor favorito.

Maxi Sack
1/02/2011

Aguas Negras

Agua Negra,
                  De ensueño
De tierra sopada en males
De flacos dientes en la noche

Agua Negra,
                  Mi tierra
Aguadas casas, parques muertos,
Monedas de alquitrán.

Aguas negras,
                     Los animales
Y que exploten las migraciones al norte
Lejanos gemidos y pestes y postales.

Agua negra,
                  Mi amor
Tu papá no pudo limpiar sus miedos,
Ni las lágrimas de tus seis ojos.

Maxi Sack
19/02/2011