Puente abierto, la lámpara auxilio y toda una novedad de cara al techo, escuchabamos jazz, veni que te quiero leer algo. Ese fue el primer momento en el cual nada tenía que importar, y la vida acompañaba un quejido añejo como cruzar la madrugada con brisa desinterés y aproximarme a tu boca aunque sea a través de palabras, de otro medio cemento y en otra edad.
Así he descubierto nuevos papeles que te había soñado, nuevas casas al final de otras pesadillas que se han hecho carne con humo blanco de pared, y a las cinco de la mañana hurgando la tierra para vivirte, amor, los he vuelto a quemar.
Maxi Sack
11/03/2012